
Entender cuál es la capacidad de transmisión de la COVID-19 de los niños a otros menores o adultos es una cuestión clave con grandes implicaciones educativas y sociales.
Para dar respuesta a esta pregunta, el Hospital Sant Joan de Déu diseñó diversos estudios para evaluar la infectividad y la transmisión del coronavirus SARS-CoV-2 entre la población infantil en un entorno de convivencia similar al de una escuela.
Uno de los estudios más extensos fue el de casales de verano, que recogió de forma sistemática muestras de 1.905 participantes en 22 casales de verano del área de Barcelona durante cinco semanas, además de investigar otros grupos de convivencia de otros campamentos donde uno de los niños o el monitor había sido diagnosticado de COVID-19. En total, el estudio incluyó a más de 2.000 participantes y fue uno de los más amplios que se realizaron a nivel internacional para evaluar la infectividad y la transmisión del SARS-CoV-2 entre la población infantil en un entorno similar al escolar, como son los casales de verano.
Este proyecto se complementó con otros estudios, como el de colaboración con el Fútbol Club Barcelona que se inició en agosto. Fue una investigación con más de 150 jugadores y jugadoras así como los entrenadores y adultos con los que conviven. Este estudio permitió evaluar la transmisión del virus durante varios meses dentro de un entorno de convivencia parecido al escolar, en este caso en actividades deportivas. Estos estudios forman parte de la plataforma Kids Corona, cuyos objetivos han sido dar respuesta a estas cuestiones fundamentales.
¿Los niños transmiten la COVID-19?
Para responder a esta pregunta hemos diseñado diversos proyectos que parten de niños y niñas con la COVID-19 y estudian aquellas personas con las que tienen o han tenido contacto. Esto ha permitido investigar de qué manera las niñas y los niños transmiten la infección, así como en qué grado infectan y se infectan.
El estudio más ambicioso para dar respuesta a esta pregunta es el de casales de verano, que ha evaluado de forma periódica y sistemática en qué proporción los niños y niñas tienen y transmiten la COVID-19. Esta iniciativa se ha financiado gracias a importantes donaciones privadas, ha representado el despliegue de un equipo de más de 60 profesionales y ha implicado a varios expertos nacionales e internacionales en su diseño y seguimiento, como el BIOCOMSC de la Universitat Politècnica de Catalunya, el ISGlobal o el Centre de Regulació Genòmica (CRG). Además, se ha desarrollado en coordinación con el Departament de Salut de la Generalitat de Catalunya, siguiendo su línea de actuación relativa a la COVID-19 y los niños.
Este gran proyecto se ha complementado con el estudio de casos de niños con resultado de la prueba de la PCR positivo y sus contactos, atendidos en el Hospital Sant Joan de Déu o aquellos que se han comunicado con el Hospital al conocer el resultado positivo de la prueba PCR.
Además, la colaboración con el FC Barcelona ha permitido evaluar la transmisión del virus durante varios meses dentro de un entorno similar al escolar, concretamente en actividades deportivas.
Los resultados de estos estudios han proporcionado una información clave para conocer en qué medida los niños y las niñas pueden infectarse y contagiar la COVID-19. Estos datos han sido de utilidad para poder contribuir a decidir las mejores estrategias para continuar la vida educativa y social de los niños y las niñas, las cuales también tienen un impacto directo en los adultos.
Estudio Kids Corona en los casales de verano

Resultados de la investigación (actualizado 26 de agosto de 2020)
El equipo de investigación de la plataforma Kids Corona ha analizado, de forma sistemática, muestras de más de 2.000 participantes en actividades de verano del área de Barcelona durante cinco semanas.
Los resultados preliminares de las pruebas de PCR, en las que tomamos una muestra de saliva o nasofaríngea para detectar la presencia del coronavirus, ha identificado un total de 39 casos índice (de nueva aparición): 30 niños y 9 monitores.
Los 30 casos pediátricos han tenido contacto con 253 niños y niñas durante los casales (pertenecientes a sus grupos estables de convivencia), 12 de los cuales (4,7 %) han sido contagiados (positivos secundarios), lo que representa un número reproductivo empírico local (R) del 0,3. Esta tasa es casi seis veces más baja que la que presentaba la población general (1,7 a 2) en el momento de hacerse el estudio en las áreas donde estaban ubicados los casales de verano.
La mayor parte de los casos índice pediátricos detectados (22) no han transmitido ninguna infección en los casales. Cinco casos índice la han transmitido a un contacto, dos a dos contactos y uno a tres contactos. En cuanto a las edades de los niños analizados, cabe decir que, en este estudio, los más pequeños (menores de 12 años) han mostrado la misma capacidad de transmisión de la enfermedad que los mayores (de 13 a 17 años).
Infografía del estudio de la transmisión en niños y niñas

Las actividades se han desarrollado en un entorno similar al de una escuela, implementando medidas básicas de contención de riesgo: lavado de manos frecuente, grupos “burbuja” reducidos, uso de mascarilla y actividades principalmente al aire libre.
El estudio ha demostrado que la distribución de los niños en grupos "burbuja" ha resultado eficaz para contener la transmisión de la infección, para facilitar la trazabilidad de los contactos y para permitir la cuarentena selectiva. Además, lavarse las manos de forma protocolizada cinco o más veces al día se ha asociado a una disminución en la transmisión de la enfermedad.
También se ha encontrado una alta correlación entre la incidencia de la infección en la población general y el número de casos índice detectados en los centros de la misma zona, lo que demuestra que los participantes en actividades de verano no han sido grandes transmisores de la enfermedad y que el cribado proactivo en áreas de alta incidencia puede ser muy efectivo.
Aunque hay que tener en cuenta algunas limitaciones del estudio, como el tiempo reducido del mismo (cinco semanas) o el hecho de que las actividades de los casales de verano se han hecho al aire libre y con grupos pequeños, por lo que los resultados no son directamente extrapolables a otras condiciones, los datos obtenidos han dado pistas para abrir las escuelas de una forma segura y controlada, aplicando medidas como las que se han implementado en los casales de verano: grupos "burbuja", utilización de mascarilla y lavado de manos frecuente.