
Con una laparoscopia, profesionales de los servicios de Endocrinología y Cirugía extirparon la zona afectada del páncreas y, desde entonces, se le pudo retirar la medicación y ya no ha hecho ninguna hipoglicemia más.
Ching-han, una niña nacida en Barcelona y de padres taiwaneses, solo tenía siete meses de vida cuando sus progenitores decidieron llevarla a Taiwán para presentarla a la familia. Allí, la niña manifestó los primeros problemas de salud.
Su madre recuerda que, de repente, un día, tuvo una convulsión o crisis epiléptica. “Nos asustamos mucho porque era la primera vez que la veíamos así y la llevamos enseguida a urgencias”. Los profesionales del hospital de Taiwán que examinaron a la niña observaron que presentaba unos niveles de azúcar muy bajos a la sangre y le dieron un tratamiento para combatir la hipoglucemia.
El día siguiente, la familia acababa las vacaciones y tenía que volver a Barcelona. Una vez aquí, decidieron llevar a Ching-han a un centro de urgencias de atención primaria. La pediatra que la examinó decidió que la niña fuera trasladada en una ambulancia al Hospital Sant Joan de Déu Barcelona, donde quedó ingresada.
Una enfermedad rara
Los profesionales del Servicio de Endocrinología le diagnosticaron un hiperinsulinismo, una enfermedad rara que se manifiesta en uno de cada 30.000/50.000 nacidos. En los niños y niñas afectados, el páncreas produce un exceso de insulina que les causa hipoglucemias recurrentes. Sin tratamiento, los pacientes afectados pueden presentar apneas, convulsiones, y secuelas neurológicas. La niña empezó a recibir un tratamiento, pero “no funcionaba —recuerda la madre— le sentaba mal y no conseguía estabilizar el nivel de azúcar en sangre.”
Es entonces cuando el equipo médico decidió hacer diferentes pruebas a la niña para delimitar si su hiperinsulinismo era focal, muy localizado en una zona determinada del páncreas, o bien si, al contrario, estaba diseminado por todo el órgano. “En los casos de hiperinsulinismo focal la enfermedad se puede curar, pero en los difusos el tratamiento es farmacológico de por vida. Si el paciente no responde, la opción es extirparle prácticamente todo el páncreas, hecho que implica que desarrollará diabetes y necesitará tratamiento durante toda su vida”, explica el endocrinólogo Roque Cardona, jefe de la Unidad de Diabetes del Hospital Sant Joan de Déu Barcelona.
Los exámenes revelaron que Ching-han tenía un hiperinsulinismo focal, que se podía tratar y curar mediante cirugía. Según explica Xavier Tarrado, jefe del Servicio de Cirugía del Hospital, la intervención se hizo mediante laparoscopia y consistió en una pancreatectomía parcial o extirpación de la zona del páncreas afectada, de unos dos centímetros. El páncreas de una niña tan pequeña mide seis centímetros. Después de la operación, se le pudo retirar la medicación y ya no ha hecho ninguna hipoglicemia más.
La familia de Ching-han, que reside en Barcelona desde hace dos años, no puede evitar las comparaciones. “La medicina en Taiwán es muy buena, pero aquí es excelente. Nos sorprendió mucho que en Sant Joan de Déu no solo tengan cura de la salud de los niños, sino que también se preocupen que estén bien y les organizan muchas actividades para que lo pasen de la mejor manera posible. Y que no tan solo velen por los niños, sino también por la familia”, explica la madre.
