“Hemos detectado diferencias en las estructuras cerebrales de los fetos según su grado de exposición al carbono elemental del aire”

Un estudio liderado por BCNatal (Sant Joan de Déu - Clínic), ISGlobal y Sant Pau monitorea a más de mil mujeres embarazadas para detectar la relación entre la contaminación en las zonas urbanas y el desarrollo de los fetos.
La doctora Lola Gómez Roig es la jefa del Servicio de Obstetricia y Ginecología del Hospital Sant Joan de Déu Barcelona desde el año 2013 y coordina la Obstetricia General de BCNatal. También es profesora de la Universitat de Barcelona y, a nivel internacional, ha formado parte del comité Reproductive and Developmental Environmental Health de la International Federation of Gynecology and Obstetrics (FIGO).
Con una amplia experiencia en el campo de la investigación, la Dra. Gómez es una de las autoras del artículo “La contaminación atmosférica y el desarrollo morfológico del cerebro fetal: un estudio prospectivo de cohorte”, publicado en la revista The Lancet Planetary Health.
¿Cómo surge la idea de estudiar los efectos de la contaminación en las mujeres embarazadas?
Cuando creamos BCNatal, en 2013, uniendo el Hospital Sant Joan de Déu y el Hospital Clínic, el Dr. Eduard Gratacós, director del proyecto, definió las diferentes líneas de investigación. Desde Sant Joan de Déu, pensamos que un tema muy emergente e importante era la influencia del ambiente en la salud maternofetal, ya que todo lo que rodea a la madre embarazada puede determinar el desarrollo del feto, cuando sea recién nacido, niño o incluso en su edad adulta.
Con esta línea de investigación, consulté cuáles eran los grupos de investigación más importantes del mundo en el ámbito de salud y contaminantes ambientales, y encontré ISGlobal. El Dr. Jordi Sunyer, uno de los pioneros internacionales en epidemiología y medio ambiente, formaba parte del grupo, y fui a tocar su puerta. Le dije: “Soy obstetra, trabajo en Sant Joan de Déu y estoy muy interesada en el medio ambiente y la mujer embarazada”. Le encantó la idea y empezamos a colaborar.
De hecho, este estudio surge de la colaboración entre centros en el marco del proyecto Barcelona Life Study Cohort (BiSC).
Exacto. Bajo el acuerdo BiSC, que tiene como objetivo evaluar los determinantes socioambientales y genéticos de la salud fetal e infantil y el posterior desarrollo de estos niños, se unieron BCNatal e ISGlobal. El estudio era ambicioso, ya que queríamos que fuera el más completo hasta el momento. Hubo un punto en que vimos que, con el tiempo del que disponíamos, no podríamos reclutar a las mil madres que necesitábamos. Así que empezamos a colaborar con el Hospital de Sant Pau. Ellos se encargaron de contactar con la mitad de las participantes, y nosotros con la otra mitad, para poder empezar a monitorizarlas desde el inicio del embarazo.
¿Cómo habéis seleccionado a las participantes?
Nos hemos centrado en las áreas urbanas. En Sant Joan de Déu se atiende a muchas personas de municipios cercanos como Sant Joan Despí, Cornellà de Llobregat… y, además, con la participación de Sant Pau, hemos ampliado la muestra a otros municipios cercanos a Barcelona. Aunque estas zonas también son áreas urbanas concurridas, el nivel de contaminación es menor que el del distrito del Eixample de Barcelona. Esta es la diferencia que comparamos.
¿Cómo ha sido el seguimiento de estas mil madres?
Cuando las mujeres acudían a la primera visita, les explicábamos el estudio para ver si querían participar, y les comentábamos que haríamos un seguimiento de su exposición ambiental durante todo el embarazo. Después, les realizábamos unas pruebas iniciales para comprobar que todo estuviera bien y luego les proporcionábamos unas mochilas para monitorizar, durante una semana, la calidad del aire en los lugares por donde se desplazaban.
Además, íbamos a sus casas e instalábamos detectores de contaminación dentro y fuera del hogar, les dábamos un reloj de movilidad para registrar la actividad física y la calidad del sueño, entre otros factores, y completábamos la información con cuestionarios sobre su dieta y otros datos.
¿Y qué cambios habéis observado?
Con todos los datos recogidos, alrededor del tercer trimestre realizábamos una neurosonografía, la ecografía específica para observar cómo se forma el cerebro. De todas las partículas del aire que hemos estudiado, hemos visto diferencias significativas en las estructuras cerebrales de los fetos según su grado de exposición al carbono elemental, una partícula relacionada con el tránsito de coches en las ciudades y la combustión de la gasolina presente en el aire.
¿Estos cambios observados pueden traducirse en dificultades de desarrollo más adelante?
No tiene por qué ser así. Por el momento, nosotros hemos detectado que las medidas de las diferentes áreas cerebrales varían según la exposición a estas partículas. Esto no significa que estos fetos necesariamente vayan a presentar más o menos patologías. También hay que tener en cuenta que existen muchos otros factores que influyen en este proceso.
Para poder extraer otras conclusiones, estamos haciendo el seguimiento de estos niños y niñas, que algunos ya tienen cuatro o cinco años, y la idea es continuar hasta la edad adulta. Se trata de un trabajo conjunto con muchos otros investigadores y especialidades. Por ejemplo, en Sant Joan de Déu estamos colaborando con el Área de Salud Mental para evaluar el neurodesarrollo de los participantes.
¿Qué deben tener en cuenta las mujeres embarazadas que viven en entornos con alta contaminación?
Estudios anteriores ya han demostrado que existe una relación entre los niveles de contaminación del aire y el neurodesarrollo de los niños y niñas. El Dr. Sunyer comparó a niños escolarizados en la ciudad y en áreas rurales y observó que los que vivían en zonas no urbanas eran más ágiles y obtenían mejores resultados en pruebas de capacidades intelectuales. Desde entonces, los profesionales de Sant Joan de Déu recomendamos, entre muchas otras cosas, que las madres se alejen de los humos del tráfico en las horas punta y que se acerquen a las zonas verdes.
Evidentemente, la solución no es no vivir en la ciudad, pero, en la medida de lo posible, se aconseja aprovechar los fines de semana y las vacaciones para pasear y moverse por zonas más verdes y libres de la contaminación del tráfico.
¿Qué medidas concretas de salud pública creéis que deberían priorizarse en las ciudades para reducir la contaminación?
El Parlamento Europeo, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, ha establecido nuevos límites de contaminación del aire para el año 2030, y Barcelona los supera. Esto significa que aún debemos trabajar más para reducir la contaminación. Las administraciones deben apostar por ciudades verdes, con más parques y espacios naturales, así como por una transición hacia la energía limpia.
¿Continuaréis la investigación sobre los efectos de la contaminación en las mujeres embarazadas?
Sí, más allá de continuar estudiando a los niños que han participado en este proyecto, tenemos muchos otros en la línea de investigación medioambiental. Por ejemplo, el Hospital ha iniciado un nuevo estudio, gracias al financiamiento de La Marató de TV3, sobre la salud sexual y reproductiva de los hijos de unas 4.000 mujeres embarazadas alrededor del año 2000, procedentes de poblaciones diversas como Sabadell, Granada, Guipúzcoa y Valencia. Ahora que los hijos ya tienen 18 años, se analizará el impacto del ambiente en su salud sexual y reproductiva, no solo desde la exposición durante la infancia, sino incluso desde la exposición fetal durante el embarazo.
Queremos potenciar este campo de investigación porque, aunque existe material sobre los efectos de la contaminación en niños y madres, es relativamente reciente, y debemos abordarlo también desde el paradigma del cambio climático.




